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Assassin's Creed Origins

Análisis de Assassin's Creed Origins

El mejor Assassin's Creed tiene como protagonista a un Medjay, no a un asesino.

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Los asesinos necesitaban un respiro. El lanzamiento de Assassin's Creed: Syndicate hace ya dos años era la prueba más clara de su fatiga. Era bueno, mejor que sus predecesores; pero le faltaba algo más para mantener el atractivo de las entregas protagonizadas por Ezio o Altaïr. Estos jugaban con la ventaja que ofrece la frescura de una franquicia cuando da sus primeros pasos, algunos fuertes y otros tímidos. La novedad, la introducción a un mundo e historias completamente nuevos, eran su gran baza.

El tiempo no perdona, y la necesidad de renovarse era algo necesario. Por eso Ubisoft decidió pisar el pedal de freno y darse un tiempo. La saga, que había alcanzado un ritmo de juego anual, decidió tomarse un respiro en 2016 para dar al público eso que quería. Algo nuevo, que mantuviera la familiaridad con las mejores mecánicas de su franquicia y que se atreviera a ir más lejos, y eso es lo que han hecho. Assassin's Creed Origins no es solo un juego de asesinos, es una de las mejores experiencias de mundo abierto que hemos jugado .

Con una mezcolanza entre escepticismo y optimismo, hemos hecho todo un Salto de Fe al Egipto de Ptolomeo XIII y nos hemos metido en la piel de Bayek de Siwa, el último de los Medjay, acompañados de su águila Senu para descubrir uno de los mundos más grandes, vivos y creíbles que se puedan disfrutar en una pantalla. Pero de todo esto vamos a hablar más adelante. Antes vamos a empezar por la trama argumental.

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Assassin's Creed Origins

Para entender la historia de este hábil "policía egipcio" hay que ponerse un poco en situación. Nos encontramos en uno de los últimos estertores de la independencia egipcia, con el reinado de Ptolomeo y su hermana, la célebre Cleopatra VII. Compartir el poder no era algo del agrado de estos hermanos, y las conspiraciones entre ambos tienen como trasfondo la aparición de una hermandad, La Orden de los Antiguos, que quiere tomar el control y no deja de causar dolor allá por donde va. El protagonista, Bayek, acaba formando parte de todo este embrollo por ciertos intereses personales que no vamos a revelar. Aunque sí podemos aclarar que tiene un papel crucial en todo esto.

La curiosidad y el interés por conocer todos estos intrincados tejemanejes que tuvieron lugar hace miles de años conforman un argumento bastante interesante para el jugador, tanto que hace que se olvide de la existencia del Animus y de otra persona que está conectando con la memoria del protagonista desde la era moderna. La sombra de los giros de guión está siempre presente y a veces no sabes quién está realmente de tu parte y quién no. Además, el reparto, salvo contadas excepciones, hace un papel siempre creíble y capaz de mantener el hilo sin aburrir al que está a los mandos (una pena que el doblaje a español a veces falle). Incluso el personaje principal, con esa mezcla entre dureza y ternura paternal, logra mantenerse como un buen protagonista. Con todo esto, da la sensación de que estemos hablando de un filme, y no lo es, aunque cuando te encuentras observando sus secuencias cinematográficas lo parezca.

El único problema que tiene la historia es lo que cuesta seguirla cuando juegas. Pero no penséis que esto se deba a que es aburrido, la culpa la tiene lo fácil que es distraerse cuando hay tanto que hacer. Assassin's Creed Origins desarrolla su trama a través de misiones principales, pero no te obliga a seguirlas de forma lineal, te da total libertad para elegir dónde ir y cuándo hacerlo, aunque te marque el nivel de personaje recomendado como referencia.

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Porque, exacto, nuestro Medjay/Asesino sube de nivel. Una de las principales mecánicas de este título, junto con otras tantas, le aporta un toque RPG imposible de negar y que le sienta como un guante. Se adquiere experiencia luchando, superando misiones o encargos que le haga cualquier transeúnte, lo que le otorga las consiguientes mejoras de salud y defensa, además de puntos de habilidad a invertir en un extenso pero bien definido árbol de habilidades. Todo esto suma, y se hace necesario. Un nivel por debajo de tu rival puede ser una gran desventaja en este mundo hostil.

El sistema de lucha y el equipamiento son dos puntos que han ganado muchísimos enteros con respecto a las entregas anteriores. Bayek sabe pelear mucho mejor que cualquier otro Assassin que hayamos visto: golpes rápidos, golpes fuertes, combinaciones y el vital uso de un escudo dan pie a todo un repertorio de movimientos que, mezclado con la unicidad de cada tipo de arma (lanzas, dagas y espadas tienen formas de combate distintas) plantea unos combates mucho más interesantes y, a veces, hasta caóticos. Los enemigos ya no son el culmen de la educación, si pueden atacarte en tropel lo harán, y si hay alguno que pueda entretenerte mientras otro te embiste por la espalda, también. Aunque también hay ocasiones en los que su inteligencia brilla por su ausencia.

Todos sabemos que esto va de ser sigiloso , pero en más de una ocasión apetece acabar con un buen puñado de bandidos para descargar tensiones. Aun así, también hay novedades en cuanto a moverse, interactuar con el entorno y matar sin ser detectado. Ahora, cada vez que te acercas a una zona clave para una misión, se te invita a usar a Senu, el águila de nuestro protagonista, para detectar enemigos, puntos y personas clave mientras sobrevolamos la zona en cuestión. Quizá el juego incida demasiado en su uso y pierda tener que prestar más atención al entorno, pero para el que gusta de planificar estrategias, es una gozada. Además, el abanico de posibilidades se ha ampliado por completo para el personaje principal. Puedes causar un incendio en el agua para quemar una faluca enemiga tirando aceite y prendiéndolo, envenenar cadáveres para que suelten un gas mortal o hasta domar una fiera para que te ayude en combate, y nos dejamos cosas adrede.

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La otra parte que forma parte de esto de las peleas (valga la redundancia) es todo el equipo y habilidades del que disponemos. El Medjay puede moverse con total destreza y sigilo allá por donde va y recurrir a las muertes silenciosas tan típicas del credo al que da pie, y en ese sentido se muestra mucho más ágil que cualquier otro protagonista de la saga, trepando casi por donde quiera. Sin embargo, también hay que decir que es el mejor equipado. Además de ataviarlo casi como nos dé la gana, tenemos todo un cúmulo de armas con diferentes atributos (hemorragia, envenenamiento...), arcos de distinta clase, artilugios y mejoras que no hacen más que recordar que también se puede ser asesino en un RPG. Se pueden obtener a través de la compraventa o encontrando tesoros y, en el caso de las mejoras, recopilando materiales para forjar. Y sí, hay micropagos (con los Créditos Helix); pero la compañía gala ya se adelantó en su momento a decir que todo se puede comprar con la moneda del juego sin empañar la experiencia, cosa que podemos corroborar.

Por eso, el cumplimiento de misiones secundarias gana muchísimo peso. Ubisoft ha querido que el jugador se meta por completo en ese mundo que ha recreado tan a conciencia, lo que da pie a partidas en las que simplemente te limitas a saquear y masacrar los campamentos que te cruzas, investigar la desaparición de un cuerpo, correr en un carruaje o incluso pegarte una borrachera que acaba con una pelea entre amigos. Todo esto se ha cuidado y denota un trabajo de diseño y dirección más elaborado que de costumbre, dejando a un lado la sensación de ser un mero recadero. Más que como objetivos, se han planteado como pequeñas misiones con historias que tienen un toque interesante, que son útiles para que nuestro personaje crezca y que, además, tienen para aumentar el ya elevado número de horas de juego de manera exponencial.

Y es ese cúmulo de pequeñas experiencias lo que consolida el conjunto de AC Origins. Ya no es solo porque las actividades apartadas de la trama sean interesantes, sino porque tienen lugar en un contexto que, más que realista, es creíble. Darte un paseo por las calles de Alejandría escuchando algún "Idioti" por el camino, ver a los labradores trabajando en un campo de viñedos, que un combate cobre un giro inesperado por haberte acercado demasiado a un grupo de hipopótamos o contemplar al gentío de cualquier mercado mientras los niños corretean. El mimo por dotar de vida a este Egipto virtual compite con el mimo volcado en recrear sus construcciones y costumbres con la mayor fidelidad posible. Se nota en todos los detalles, hasta en esos tres choques del vaso con la mesa a la hora de brindar; transmite la sensación de estar ante algo creado artesanalmente, y no nos extraña que sus creadores tengan planeado un Modo museo para el juego.

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Se nota que hay un gran trabajo de diseño y documentación detrás, como también ambición a la hora de plasmar un mapeado y a la hora de exprimir las capacidades de las plataformas actuales. Los 12 kilómetros que tiene este Egipto, de norte a sur (mira el primer vídeo de este artículo donde nos grabamos recorriéndolo de punta a punta), tienen lugar para todo tipo de parajes, desde los más exóticos, repletos de palmeras, hasta los más áridos y hostiles como el desierto. Moverse por ellos es todo un espectáculo visual tanto a pie como en cualquiera de las monturas o vehículos que hay, aunque se tenga siempre a mano un transporte rápido que se desbloquea explorando zonas con cierta altura. Una excusa también para ver la casi infinita distancia de dibujo desde lo alto de una construcción.

Para hacer este análisis hemos usado una PS4 Slim que ha demostrado la fluidez y constancia con la que se mueve Origins. El nivel de detalle de entornos y personajes es de lo mejor que hemos visto en esta generación, salvo algunos modelados de secundarios, y la estabilidad una constante excepto en algunas pequeñas ocasiones con mayor carga en pantalla. Entra por los ojos y los oídos, y no deja de invitarte a perder un buen rato entre su flora y su fauna sin darte cuenta o a sacar tu lado más creativo, incluso en las peleas más encarnizadas, con el modo foto que incluye (que aquí, por cierto, hemos quemado por completo).

Con todo esto, podemos decir con total tranquilidad que Assassin's Creed Origins es el mejor Assassin's Creed y uno de los mejores sandbox que hemos jugado. Decir esto el mismo año que hemos tenido a Zelda: Breath of the Wild y Horizon: Zero Dawn en el candelero es serio, y la prueba de que Ubisoft ha preparado una experiencia sobresaliente. Se han tenido que romper cadenas para conseguir una libertad que se nota en todos sus aspectos, experimentar con la esencia del RPG y plasmar un mundo detallado a un nivel casi enfermizo y repleto de vitalidad. ¿El resultado? Un título que no se juega, se vive.

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09 Gamereactor España
9 / 10
+
Sistema de combate divertido; diseño y aspecto soberbios; misiones secundarias que no aburren; un mundo inmenso, creíble y sin zonas "vacías".
-
El fijado de objetivo en combates a veces no va fino; demasiado hincapié en el uso de Senu; que se acabe.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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