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Divinity: Original Sin II

Análisis de Divinity: Original Sin II

Posiblemente la mejor interpretación de los juegos de rol de papel y lápiz en formato RPG.

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Los aficionados a los juegos de rol han tenido muchos motivos para sonreír en los últimos años. Es cierto que han llovido algunas decepciones, pero el género ha crecido de forma espectacular. El juego de culto que se forjó en Kickstarter Divinity: Original Sin, del estudio belga Larian, ha vuelto con una secuela que también nació gracias al apoyo popular. Divinity: Original Sin II mezcla combates por turnos tradicional con elementos de juegos de mesa y los pone a funcionar en el mundo de Rivellon.

Es normal que arranque con la creación de un personaje a partir de una de las cuatro razas disponibles: humanos, elfos, enanos y hombres lagarto. O, en su defecto, de la versión no-muerto de cada uno de estos. Cada uno con su particularidad, como por ejemplo la capacidad de escupir fuego de los reptilianos, o la de recibir daño con curaciones y curaciones con veneno de su versión no-muerto. También hay puertas, caminos y cofres exclusivos. Hay que conocer y experimentar, y la que más nos ha gustado es la raza élfica, capaces de ver flashes de su propia vida. Esta maravilla funciona como elemento narrativo, como mecánica jugable y también para resolver puzles.

Divinity: Original Sin II
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La personalización visual está bastante limitada, pero ofrece opciones para que des un toque a tu personaje. Los arquetipos iniciales son más bien sugerencias sobre cómo creártelo. Más allá, no hay clases para cada uno de ellos, sino una serie de puntos de habilidad que ir gastando para mejorar las estadísticas deseadas. Pero eso no significa que puedas hacer el tonto y no hay nada que te avise de que estás creando un personaje "con fallos" que tendrás que arrastrar toda la partida.

Lo más recomendable la primera vez es coger uno de los personajes predefinidos. Cada uno tiene una buena historia detrás en el modo campaña. Cuando el sarcástico Undead Fane se despierta de su ligero sueño se da cuenta de que es el último de su especie con vida. Lohse, que es como la Taylor Swift de Rivellon, lleva un demonio dentro. El arrogante Red Prince intenta desesperadamente alcanzar el trono de los hombres lagarto desde el exilio... Cada uno vive por y para sus objetivos, que chocan contra los de los demás. Cada uno de estos personajes, llamados Origin (el juego no está traducido) se puede retocar excepto por la voz de doblaje, el nombre y algunos rasgos visuales, como que el príncipe rojo no puede dejar de ser rojo.

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La nueva campaña tiene lugar varios siglos después del primer juego. La fuerzas mágica Source ahora es ilegal. Esto hace que no sea necesario haber jugado al primero, pero los veteranos sí van a encontrar una conexión constante y multitud de referencias a su predecesor y a otros contenidos de la franquicia Divinity. El único fragmento totalmente dirigido del título es el tutorial, el viaje en bote hasta Fort Joy. Una vez que llegas allí se abre con la primera misión, encontrar alguna de las muchas vías de escape.

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Las deidades son el tema central de Divinity: Original Sin 2, como dice su nombre, pero la naturaleza del juego está en continua discusión y se reevalúa por momentos desde el punto de vista de la fantasía extrema. Larian ha creado un mundo original repleto de sorpresas, así que es complicado saber qué va a ser lo siguiente. Todos y cada uno de los personajes tienen un pasado y algo que decir, una opinión que no es simplemente un blanco o negro, que en muchas ocasiones tiene matices.

Los dilemas morales surgen por todos lados para forzarte a tomar decisiones complicadas, a mojarte, con las consecuencias que ello tenga sobre la partida y sobre tu opinión de ti mismo. Pero nunca con severidad gracias a su ambigüedad moral, que hace que sirva para ser un antihéroe o un noble. Siempre habrá alguien que se enfade, pero no te machaca haciéndote sentir que te has equivocado ni mucho menos te castiga, digamos, perdiendo puntos de experiencia.

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Las historias paralelas Origen no solo te llevan por la campaña y te invitan a rejugarlo con otros personajes, es que también son capaces de añadir un poco de pimienta al multijugador mediante el conflicto. Porque ya hemos dicho que los intereses entre unos y otros pueden chocar, hasta el punto de que aparecen momentos de "solo puede quedar uno". No le importa enfrentar a dos humanos entre sí, así que no solo habrá que coordinar movimientos en la batalla, también hay relaciones establecidas mediante el sistema de conversación. Los personajes PNJ son interesantes, pero también te las puedes dar lobo solitario y pasar de todos porque el resultado no cambia tanto.

El contexto también ayuda muchísimo. Los escenarios están repletos de detalles que también te interpelan, a diferencia del aspecto de los PNJ, más vulgar. Es magistral cómo usa toda la paleta de colores para hacer que el mundo se vaya moviendo durante la partida. Es una clase maestra de diseño de cámara cenital, un estilo mucho menos vistoso gráficamente porque cuesta mucho más apreciar todos los elementos. Nunca te vas a sentir como un copia y pega de elementos reciclados de fases anteriores.

Una de las quejas del original era la gran cantidad de lectura obligatoria, y aunque en Divinity: Original Sin 2 hay más diálogo aún, se hace más llevadero gracias a un trabajo bestial de sonido (80 actores de doblaje y unas 70.000 líneas grabadas para dar vida a 1.200 personajes). Sin pasar por alto la bella banda sonora compuesta por Borislav Slavov.

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Aunque muchos de los conflictos se pueden resolver de forma pacífica, escoger mal las palabras puede llevar a un enfrentamiento. Entramos en ese caso en un combate por turnos tradicional en la esencia en el que cada personaje tiene una serie de puntos de acción que puede gastar en mover, habilidad o usar ítem. Es un sistema justo, pero implacable. Un puñado de acciones en falso y tu equipo acaba barrido del mapa, sobre todo en las primeras, además de que hay fuego amigo. La base es un sistema de combo por elementos. Un conjuro puede crear lluvia y otro electicidad para que dañe y atonte. Puedes teletransportar a un enemigo sobre unos barriles y después lanzar una llamarada. Las combinaciones son muy variadas y pueden dar unos resultados sorprendentes o absurdos. Hay muchísimas, pero no por el placer de entretenerse con variedad, también para llevarte a la victoria.

Larian ha incluido cuatro niveles de dificultad para que todo el mundo pueda pasar un buen rato en Rivellon, pero es cierto que la curva de aprendizaje se puede hacer dura para los principiantes. Coordinar movimientos con amigos en el cooperativo es una gozada y además puede que te eches unas risas si la cosa no sale como estaba planeada.

Por cierto, es muy importante señalar que esta segunda parte ha llegado bien testada y casi sin bugs, a diferencia del primero. Sí podrían haber revisado la interfaz de usuario porque ni los menús ni el inventario acaban de estar bien. Las proporciones y la escala tampoco están bien ajustadas y puede llegar a confusiones en la planificación y en los tiempos. Y con los escenarios de combate pasa lo contrario, hay veces que te gustaría que fueran un poco más grandes para evitar daños innecesarios y permitir alguna estrategia más. Y para quienes busquen más de las decenas de horas de la campaña, hay un modo Dungeon Master en el que un jugador se convierte, eso, en el máster de la partida (también un uno contra uno).

Divinity: Original Sin II es uno de los mejores juegos de 2017 hasta la fecha, y este se ha plantado en el puesto sin venir haciendo tanto ruido como otros. El trabajo que hay detrás es impresionante y el resultado, un mundo que te atrapa y te deja ser el personaje que decidas. Aunque no sea perfecto (ninguno lo es) cualquiera que esté interesado en los juegos de rol tiene que probarlo porque se lo va a pasar en grande. Creemos que es la mejor alternativa al papel y al lápiz de toda la vida.

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Divinity: Original Sin II
10 Gamereactor España
10 / 10
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Una narrativa brillante. Libertad de elección real. Un mundo original y muy detallado. Combates tácticos intensos y vistosos.
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Una curva de aprendizaje demasiado pronunciada para los novatos. Algunos problemas de interfaz.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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