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Kill Strain

Kill Strain - impresiones con el MOBA de PS4

PlayStation 4 está a punto de estrenar su propio juego de combates en arena. Nosotros ya lo hemos visto en acción.

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Kill Strain es, en esencia, un MOBA. Pero es uno que ha sido creado desde cero para consolas, en concreto para PS4. ¿Qué significa esto? Bueno, pues así de primeras, que es bastante accesible. Sigue teniendo muchos aspectos en los que profundizar y, si comienzas a escarbar entre los menús, pronto encontrarás una apabullante cantidad de opciones y selecciones varias. Pero si hacemos caso omiso de eso y nos centramos en el sistema de juego en sí mismo, parece que San Diego Studio ha desarrollado un título que se sitúa en un feliz punto intermedio entre la complejidad tradicional del género y algo más parecido a lo que les gusta a los jugadores de PlayStation.

Además, Kill Strain tiene un gancho único, cosa que le debería ayudar para destacar entre los demás juegos que, durante años, han buscado condensar la naturaleza de los MOBA y llevarla a las consolas. Como en la mayoría de juegos del género, hay dos equipos de cinco jugadores. Pero esta vez, hay sorpresa: Kill Strain tiene un equipo extra de dos personas y su inclusión cambia la dinámica del juego por completo.

Sí, no parece muy justo eso de poner a dos jugadores a luchar contra dos equipos completos de cinco, pero tiene truco: esos dos son en realidad monstruos, mutantes que se han convertido en feroces bestias por obra y gracia de la cepa que da nombre al juego. Los dos equipos de cinco tendrán que luchar por hacerse con los recursos, depositándolos en una caja central compartida que concederá a los jugadores armaduras mecanizadas que les darán una ventaja real en batalla. Hay un buen abanico de clases, cada una con sus propios ajustes de salud, ataque y velocidad, además de poder ser mejoradas al gusto del jugador. Las clases principales son las tradicionales, así que lo normal es que los tanques se vean atrapados en pleno combate y absorban los ataques, que los ingenieros destruyan las torretas y que las clases encargadas de infligir daño masivo traten de destrozar la primera línea enemiga.

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Pero donde realmente se desmarca Kill Strain es en el cambio de dinámica que supone el tercer equipo. El escuadrón de dos, que juega como mutantes (todos eligen un mercenario y un mutante y los roles se distribuyen de forma aleatoria), se encarga de animar la batalla y tiene unas cuantas formas de hacerlo. Para empezar, pueden rociar el mapa con 'cepas', lo que les concede beneficios de lo más útil. Al caminar por una zona no afectada del terreno y presionar el botón triángulo, esparcen cepas que les otorgan la habilidad de curarse automáticamente, así como de volverse invisibles para los dos equipos de mercenarios (siempre que se mantengan dentro de la cepa; si se aventuran fuera se les termina la fiesta: dejan de curarse y de ser invisibles). Hay garras que emergen del suelo y apuñalan a los jugadores lo suficientemente tontos como para vagar demasiado cerca, por lo que los otros dos equipos deben destruir esos puntos para hacer retroceder la propagación.

El otro as en la manga que tienen los mutantes para cambiar las tornas del juego es quizás nuestro favorito: un enemigo humano caído puede ser arrastrado y convertido en mutante, lo que significa que la tercera facción en discordia modifica su tamaño durante el enfrentamiento. Cada nueva incorporación aumenta su fuerza colectiva y les permite propagar la cepa por toda la arena, lo que pone las cosas aún más difíciles a los oponentes humanos (aunque el juego ha sido creado para dar cabida a 12 jugadores, se nos ha hecho saber que también se podrá jugar con 7, 9 y 11 jugadores, si bien no estamos seguros de cómo se dividirán los equipos en ese caso).

Con los jugadores cambiando de equipo, nos preguntábamos si quizás los mutantes reconvertidos podrían tener la tentación de ayudar a sus camaradas de la oposición, pero San Diego Studio ha resuelto este potencial conflicto de intereses mediante clasificaciones individuales en vez de por equipos. Aunque se busca el esfuerzo colectivo dentro del fragor de la batalla, el hecho de que cada jugador sea valorado de forma individual y no como parte de un equipo asegura que, aunque los jugadores cambien de bando, se preocupen principalmente de sí mismos.

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Otra dinámica interesante: si un jugador con nivel alto es eliminado y convertido, se transformará en un mutante también de nivel alto. ¿Hará esto que los mutantes vayan a por los mejores jugadores? Seguramente. Esto también crea una mecánica que sigue el viejo dicho "los enemigos de mis enemigos son mis amigos" y, de vez en cuando, los mercenarios enfrentados tendrán que dejar a un lado sus diferencias y centrarse en luchar contra el adversario común. Esto debería conducir a multitud de situaciones donde los jugadores tendrán que elegir si volverse los unos contra los otros, enfrentarse al monstruo que tienen delante o batirse en retirada rápidamente y esperar la oportunidad de regresar y, con suerte, apuntarse una muerte fácil (o dos).

Como en cualquier otro MOBA, los jugadores tienen acceso a un montón de ataques con tiempo de recarga, así que la clave del éxito estará en usarlos en el momento oportuno. Con tantas opciones diferentes hay muchísimas posibilidades de explorar distintas configuraciones para los personajes, que ya de por sí tienen buena pinta. Hay solo una arena disponible en estos momentos y, aunque el plan es añadir más, los desarrolladores parecen más inclinados a incorporar nuevos personajes, con la idea de que no son los escenarios lo que impulsa a jugar, sino los personajes, y que incluyendo más se aporta una mayor profundidad al juego y esto repercute en la longevidad de título. Es un concepto irrefutable, desde luego.

No nos importa admitir que no somos jugadores acérrimos de MOBA, pero creemos que Kill Strain es, sin duda, más accesible que sus compañeros de género. Tiene profundidad de sobra para aquellos que la busquen, pero el juego en sí (que recuerda a League of Legends con toques de Evolve) es lo suficientemente simple para que los jugadores se hagan con él rápidamente, incluso aunque no tengan experiencia con el género. La cuestión es si será lo suficientemente accesible para atraer a jugadores no familiarizados con los MOBA, cosa de la que no estamos seguros, porque sin duda tiene alma de MOBA y eso en sí mismo ya causa cierto rechazo. Dependerá mucho de cómo se ofrezca este título gratuito a los jugadores.

De lo que sí estamos seguros es que el juego cumple lo que promete. Hay un montón de cosas por hacer con tres equipos peleándose sobre una arena siempre cambiante, donde los componentes del tercer equipo van aumentando gracias a los mutantes muertos extra y los mechas derriban cualquier cosa que se aleje demasiado de la zona segura. Es más complejo que un título medio para consola, pero menos exigente que los MOBA convencionales y, como tal, es difícil decir si encontrará el equilibrio correcto para enganchar a una comunidad lo suficientemente grande como para asegurar su supervivencia a largo plazo. Por lo menos, el concepto y su ejecución lo hacen destacar, lo que al menos le da la oportunidad de pelear por el éxito donde tantos otros han fracasado en el pasado.

Kill Strain

No nos olvidamos del anterior Invokers Tournament, el primer MOBA accesible creado por un estudio sevillano para PS4 y PS Vita.

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