Análisis de Samurai Warriors: Spirit of Sanada

Deben existir pocos estudios de videojuegos en el mundo que puedan estrenar tal cantidad de títulos al año como Koei Tecmo y Omega Force. Sólo en Europa este año ya han aparecido Berserk and the Band of the Hawk, Dragon Quest Heroes II (que ya se estrenaron en Japón el pasado año) y están a la espera de estrenarse Fire Emblem Warriors, una aventura hack and slash basada en el RPG de Intelligent Systems. Su plato fuerte es la novena entrega numerada de su saga emblema, Warriors All-Stars, que será un crossover de los protagonistas de sus principales juegos; y ahora nos llega esta nueva aventura de una de sus sagas estrella, Samurai Warriors: Spirit of Sanada.

Se trata de la novena entrega de la saga musou (aunque no es parte de la serie numerada, sino un spin-off de la cuarta entrega) ambientada en las guerras de clanes de samuráis que asolaron Japón durante décadas y que se conocen como el Período Sengoku. Habitualmente es la época del país nipón que más fácil podemos identificar en el mundo occidental, ya que esa ambientación tradicional aparece e impregna gran parte de los productos culturales que nos llegan, como las películas de Akira Kurosawa, o las series de anime como Rurouni Kenshin, Samurai Champloo o Basilisk: Kouga Nimpou Chou.

En ésta ocasión nos centraremos específicamente en las acciones de un clan familiar de samuráis, el Clan Sanada, en el que destaca la figura de Yukimura Sanada, considerado el mejor guerrero de Japón. De hecho que el juego haya aparecido en su país en 2016 no es una casualidad, ya que el pasado año la figura de Yukimura Sanada fue la protagonista del Taiga Drama, un evento televisivo semanal japonés que durante todos los domingos del año narra dramas históricos de la tradición nipona y que son seguidos masivamente por todo el país.

Y es importante resaltar el valor histórico de su figura, porque los hechos y batallas que vamos a presenciar en Samurai Warriors: Spirit of Sanada fueron reales (con pequeñas licencias, eso sí). El juego constantemente nos va a bombardear de información verídica sobre personajes, batallas y lugares relevantes de la historia, por lo que es un medio excelente para conocer ése período de Japón.

Pero, a pesar de tener una nueva e interesante campaña, esto sigue siendo un Samurai Warriors: Combates de un héroe contra hordas de enemigos ejecutando combos y golpes que acaban con multitudes en cuestión de segundos. Además de los movimientos estándar, los personajes pueden cargar con cada golpe el medidor de ira (RAGE), que permite hacerse invencible durante un breve período de tiempo y ejecutar ataques más poderosos, y el medidor de ataque musou, con el que realizamos un movimiento especial único del personaje con una fuerza arrolladora. Combinados, el combo se hace incluso más devastador

Este título añade poco a la ya trillada fórmula de los musou, a excepción de algunos nuevos personajes (en el juego también aparecen otros protagonistas de anteriores Samurai Warriors) y algunas condiciones de victoria nuevas, como los ciclos día/noche para medir la duración de la batalla o condiciones específicas para obtener la victoria. Además de las luchas divididas en "multi-escenarios", podremos también realizar expediciones libres por los territorios cercanos a nuestra base para recoger materiales de mejora de armas y objetos para desbloquear bonificaciones (como bichos para pescar en la aldea o semillas para cultivar y obtener mejores cosechas) con las que mejorar los personajes y crear pociones para aumentar nuestra salud y habilidades en combate.

Por último, y esto sí que es interesante y consolida la progresión en la historia, se añaden las estratagemas, ventajas que se pueden activar en medio de la batalla para favorecer a nuestra causa, y que son producto de enfrentamientos y preparativos previos a la lucha. Para poder utilizarlas es necesario acumular información y obtener buenas puntuaciones en los combates previos. Se irán llenando unos medidores, que se representan con las seis monedas que representan el escudo de armas de los Sanada.

Pero todo esto no consigue entusiasmar al jugador, que ya tiene una oferta abrumadora de títulos prácticamente idénticos, y algunos con mejores opciones y variantes más atractivas, como la tercera entrega de Pirate Warriors o el reciente Dragon Quest Heroes II. La falta de localización de idioma también supone un hándicap a la hora de jugarlo (sólo se encuentra doblado al japonés con subtítulos en inglés), pues a la hora de seguir la historia y los interminables textos que debemos asimilar para entender las batallas hacen difícil jugarlo a un ritmo cómodo. En cuestión de animaciones sigue pecando de rostros hieráticos y escenas cinematográficas bastante desmejoradas, que bien podrían pertenecer a la generación anterior de consolas, y las misiones (especialmente las secundarias) se hacen repetitivas y tediosas al cabo de un par de horas de juego.

La jugabilidad está muy pulida y la historia principal es interesante, en la línea habitual de los Warriors, pero llegados a este punto, con apenas variaciones de la fórmula y repetir prácticamente el mismo juego cada dos años, Omega Force debería sentar en el banquillo a la franquicia, a la espera de una revisión profunda de algunos de sus apartados artísticos y un poco de aire fresco al género.