Análisis de Shadow Tactics: Blades of the Shogun

Shadow Tactics: Blades of the Shogun es un juego de estrategia y sigilo en tiempo real para un solo jugador que se sitúa en el periodo de guerra en Japón. El usuario controla hasta a cinco personajes distintos para completar los objetivos de un mapa, mientras sus habitantes continúan con sus vidas. Los objetivos principales son bastante directos, pero también hay algunos desafíos ocultos en cada mapa que el jugador podrá descubrir a medida que explora. Cuando completes un mapa, verás los objetivos ocultos que no encontraste y hay hasta tres niveles de dificultad, para que puedas seguir disfrutando del mapa una vez lo hayas terminado.

A través del movimiento con el ratón y de la activación contextual, el personaje puede esconderse en arbustos, caer desde los tejados para cargarse a los enemigos, tirar barriles, lanzar rocas y otras acciones que dependen tanto del personaje como del entorno, además de las cinco habilidades propias que tiene cada uno de ellos (entre las que se incluyen un ataque básico y un ataque en área). Ahora bien, cada uno de ellos puede cambiarse por versiones no letales de ataques concretos y algunos pueden resultar más efectivos o inútiles en función del tipo de enemigo. La modalidad no letal es un enfoque totalmente válido para las misiones que no traten de asesinar, pero ten en cuenta que las víctimas se recuperan bastante rápido.

En ese sentido, las líneas de visión desempeñan un papel fundamental en el juego, ya que las patrullas tienen conos de visión que muestran lo que están viendo, de forma que en la parte más externa del cono el personaje puede permanecer oculto si está agachado. Puedes hacer clic en un único enemigo para ver su cono y colocar un marcador en el suelo que te muestre todos los personajes que pueden ver ese punto en cualquier momento. Mata a un personaje enfrente de otro guardia, haz un ruido demasiado fuerte, no te escondas a tiempo o no salgas del cono de visión a tiempo y los guardias alertarán a sus compañeros e intentarán cazarte (y te hará falta paciencia y velocidad de reflejos para evitarlos).

Como sucede en la mayor parte de títulos de sigilo, la paciencia es una virtud también en Shadow Tactics y, como tal, puede que algunos jugadores no estén a gusto observando los entornos y las rutas de las patrullas o no lanzándose para cargárselos a todos. Eso sí, hay momentos en los que es posible hacer esta clase de cosas: además de los ataques en área, la experiencia permite llevar a cabo acciones coordinadas y planificadas con cada uno de los miembros del equipo, que se pueden utilizar con solo pulsar un botón.

Por la naturaleza exploratoria del título, podrás destacar los elementos interactivos del entorno y, en ocasiones, puede que el diálogo de los personajes te dé pistas de hacia dónde tienes que ir. En nuestra opinión, un buen título de sigilo debería dejar que el jugador se equivoque y lleve a cabo soluciones poco ortodoxas y, efectivamente, Shadow Tactics permite que el usuario solucione sus propios problemas de forma creativa y con cambios de planes, aunque el juego está lejos de ser un 'sandbox' y puede ser bastante duro. Incluso en las dificultades más bajas, te recomendamos que guardes a menudo y que estés preparado para tener que cargar partidas.

Sin embargo, cada vez que empieces una partida, la primera carga del nivel completo lleva un buen rato. La pantalla dice que sobre un minuto, pero en los ordenadores más viejos pueden ser varios. Eso sí, una vez cargado, el mapa está lleno de detalle y se parece a un libro de David Macaulay, es decir, es como una máquina compleja que el usuario debe desmontar y explorar. Los sonidos y la música son evocadores, y nosotros decidimos probar el juego en japonés, que está muy bien hecho, tanto el audio como lo subtítulos. Es cierto que habrá veces en que, según qué subtítulos, te pierdas lo que se ha dicho, sobre todo al final de las misiones, cuando no se pueden revisar las conversaciones. Además, las frases sencillas no están subtituladas, pero cada personaje tiene personalidad suficiente como para hacerlos destacar más allá de sus habilidades, algo que se ve acentuado gracias a un gran trabajo de traducción al castellano.

Y aunque es cierto que se llama Shadow Tactics, comprobamos que es mejor ponerse en modo estratégico que tomar decisiones tácticas rápidas, ya que estas suelen provocar consecuencias imprevistas y te tocará volver a empezar el nivel. No obstante, eso no es malo, pero puede ser un pelín frustrante a veces, cuando estás a punto de terminar y todavía te quedan tantos obstáculos que lo único que te apetece es entrar a saco y terminar rápido. A medida que progreses por la aventura, te encontrarás con objetos que te pondrán las cosas un poco más fáciles y con algunas habilidades con las que podrás ir más rápido que con las demás. En resumen, que a veces el usuario puede sentirse un poco frustrado.

Es genial que el mapa sea giratorio, pero los edificios y el resto de elementos del entorno a veces oscurecen un poco los clics contextuales (y esto también puede desmoralizar al usuario, cuando sabe lo que tendría que hacer el personaje, pero el edificio ha cambiado el contexto del clic). Por otra parte, puedes hacer que la cámara dé cuartos de vuelta o aumente el giro para ver la parte de abajo, pero, en ocasiones, sobre todo cuando te están persiguiendo, es difícil manejar bien la cámara. Y lo mismo sucede cuando intentas salvar a un personaje: puedes decirle que haga algo, pero lo harán de forma que se expongan a la vista de los guardias o su animación lleva demasiado tiempo o no se agacha en una maniobra específica, etc. Es cierto que la práctica ayuda a prepararse para estos momentos, pero si tenemos en cuenta la enorme cantidad de elementos que interactúan a la vez, esto también puede convertirse en una frustración.

Más allá de algunos 'bugs' en los diálogos y los problemillas ya mencionados, el juego es interesante e inteligente. Cuando tu equipo consigue completar una misión, la sensación es muy satisfactoria y su diálogo durante las misiones y las escenas de corte, cuando lo entiendes, hace mucho para caracterizarlos y divertir al usuario. Los distintos poderes pueden decantar la balanza del favorito hacia uno u otro, pero en su mayoría, los mapas harán que aproveches las fortalezas de todos los personajes. Por ejemplo, el samurai, que es más físico, es lento y muy poco sutil, pero se puede cargar fácilmente a objetivos pesados o a grandes grupos de enemigos, mientras que los personajes más rápidos pueden escalar mejor, pero quizás necesiten que el samurai se cargue a los más duros. Además, los poderes son variados para ofrecer distintos enfoques, ya sea cargarse a los guardias uno a uno o evitarlos por completo. En cuanto a los tiempos de carga, cuando pasa esa primera pantalla de carga más lenta, el resto son rápidas y no duran más de unos segundos, y los archivos de guardado te permiten retomarlo cuando la lías parda. Las misiones de la campaña también son variadas y, aunque verás algún que otro elemento repetido, los mapas van aumentado en dificultad y te obligarán a estrujarte los sesos para avanzar por ellos. Es el equilibrio perfecto entre desafío y carácter individual.

Shadow Tactics: Blades of the Shogun es una mezcla de acción y sigilo muy bien hecha y moderna que, pese a ser dura, también es justa, de forma que te hará falta ser más diligente y curioso que brutalmente eficiente (aunque también hay de eso). Es cierto que tiene fallos, pero también ofrece unos desafíos muy atractivos, efectos contextuales nuevos e interacciones con los objetos que te engancharán. No puedes hacer todo lo que quieres, pero ese enfoque tan bien diseñado que tiene el juego, como si fuese una comida cuidadosamente preparada, te deja saciado al acabar el nivel.