Análisis de Brutal

Brutal (oficialmente se escribe Brut@l) marca el debut de Stormcloud Games. Tiene varias coexiones directas con los dungeon crawlers clásicos como Rogue, desde la temática ASCII al terror de la muerte permanente. Pero, hilando fino, es más bien un Roguelite que un Roguelike, algo que habrá que disculparle, pero solo un poco.

Una de las razones principales por las que se separa del género es porque esa muerte única está suavizada por la posibilidad de conseguir vidas extras. Se ganan mediante el sacrificio en un altar de parte de los objetos que vas recogiendo por el camino. Una vez que se ofrece la compensación el juego decide (creemos que de forma aleatoria) si es suficiente para satisfacer a los dioses, y por tanto te aporta esa vida extra, o si no lo es.

Otra diferencia está en el sistema de combate, que no es por turnos sino a tiempo real. En lo que sí se parece es en la preponderancia del gameplay sobre la narrativa, que prácticamente no existe. De hecho, no hay una sola línea de diálogo. Para luchar no hay que aprender demasiado, tan solo a apretar el botón correspondiente a los ataques a cuerpo a cuerpo o a distancia en el momento indicado. Y también a saber cuándo hay que esquivar, bloquear o incluso huir. Hay unas cuantas armas que aportan algunas características especiales, pero nos hubiera gustado ver más.

La estética ASCII es la clave de este estilo visual tan impactante por el que Brutal se ha hecho notar. Se basa en el uso de elementos blancos sobre fondo negro como base sobre la que levantar toda la estructura y después aplica matices de color como rojo para el fuego o amarillo para la electricidad. Las armas, los objetos y la armadura están construidos con una tipografía distinta del teclado, pero están muy bien integradas en el conjunto. Por ejemplo, mezclando estas dos variantes que os hemos comentado podemos diferenciar con facilidad un arma que además está encantada de algún poder.

El sistema de crafteo funciona a la perfección y es uno de los pilares en los que se apoya la simpleza del título. Hay libros de código repartidos por las mazmorras que contienen los planos para fabricar nuevas armas. Primero hay que dar con ellos y después con los símbolos que son necesarios para construirlas. Es el mecanismo de siempre pero muy bien llevado a este estilo artístico. El diseño de menú para gestionarlo también ha quedado muy bien y después es tan sencillo como asignar la creación al d-pad. Con os ingredientes adecuados se pueden llegar fabricar pociones, pero cuidado con el resultado porque algunas son para consumir y otras para arrojar a los enemigos, y eso no lo sabes hasta que haces la prueba, ya que el significado cambia con cada nueva partida.

Como buen representante del género no podría faltar un árbol de desarrollo, que una vez más está totalmente simplificado. Más bien, cuatro líneas paralelas e inconexas que hay que tomar muy en cuenta en función de la forma de jugar personal. Porque, por ejemplo, no todas las habilidades sirven para todas las armas y habrá quien saque más partido a la capacidad de ver puertas ocultas o de acumular más maná. El reto está en llevarlas todas al máximo pero dada la dificultad creciente de Brutal va a ser un reto que muy poca gente consiga.

Es precisamente esa complejidad la que le da el toque Roguelite a este dungeon crawler. Aunque te da ese margen de error de las vidas extra, la curva de dificultad crece de forma muy rápida, traicionera, porque te hace creer al principio que todo va bien para después pegarte donde más duele. A medida que avanzan los niveles hay cada vez menos comida, enemigos más duros y con la capacidad de robarte tus poderes y menos ingredientes con los que fabricar lo que sea. Eres tú o ellos, no hay más. Algo muy a tener en cuenta para conseguir que la vida sea un poco más larga es escoger bien la clase de entre las cuatro disponibles. No es que haya demasiadas diferencias entre todas ellas, pero hay que tener en cuenta que ni tienen la misma vida ni sus árboles de habilidades son iguales.

Poco se puede decir del diseño de niveles ya que el mapa va generando las mazmorras sobre la marcha. Al entrar en una, ya estuviera abierta o cerrada, se desbloquea por completo el mapa de la zona. Hay poco tiempo para la planificación, es un título de pensar y actuar rápido. Hay varios diseños que se van repitiendo con cambios mínimos de forma recurrente porque tienen una temática concreta. Y aunque siempre hay que llegar a la siguiente puerta, invita mucho a explorar en busca de más recursos dada la escasez.

Brutal es un título que ha logrado crearse su propia identidad con un estilo visual único y bien integrado, a pesar de nadar entre dos aguas por las decisiones de diseño como son la vida extra o el sistema de combate a tiempo real. Es un juego que destila sencillez por todos lados, pero tan cohesionado que nunca se convierte en un problema. Ha conseguido traer esa vieja fórmula al presente con un nivel de acción muy elevado.