Análisis de Ghostbusters

Es inevitable que esa melodía tan pegadiza que te da la bienvenida en el menú del juego te ponga una sonrisa en la cara e incluso te haga tararear en voz baja siguiendo el ritmo, sin saber que es la primera y la última vez que vas a sentir algo que ni siquiera se acerca a la felicidad durante la experiencia de juego terrible y corta que es este Ghostbusters. En una era en la que los videojuegos basados en licencias del cine han empezado a enmendar los errores del pasado, es triste que algunos desarrolladores sigan viéndolas como formas de conseguir dinero fácil y rápido a partir de productos en los que no hay ni diseño de juego, ni estructura, ni profundidad.

Cuando la canción termina y la partida empieza conoces por primera vez a estos cuatro risueños y anónimos cazafantasmas, ya que ni los actores del pasado ni las actrices del presente aparecen en la película. Esto no tiene por que ser malo porque podría aprovecharse como punto de partida para crear algo original y con personalidad. Pero no podríamos estar más equivocados porque ni uno solo de ellos tiene un rasgo de carácter o de color, a lo que no ayuda la prácticamente ausente capacidad narrativa del juego. El objetivo es disparar y atrapar fantasmas, y ya está. ¿Qué más queréis que os expliquemos? Todas las escenas de vídeo se resumen a cuatro minutos de una introducción sin sentido a la que siguen seis horas de caza de fantasmas sin razón ni ritmo. "Bien, así nos centramos más en la jugabilidad", podríamos pensar. Pero no, no es bueno, nada bueno.

Si escuchas la palabra Cazafantasmas, lo más probable es que se te venga a la mente la imagen de Bill Murray y el sentido del humor de las primeras películas. Olvídalo, porque estos cuatro colegas también intentan hacer un poco de gracia pero no lo consiguen ni por asomo. La mayoría de sus comentarios se centran en lo buenos que son atrapando y disparando, a lo que tampoco ayuda nada el pobre doblaje de voz de los actores de doblaje en inglés. El guión es atroz, tan confuso que hay veces que hasta se pierde el contexto. Al menos los efectos de sonido que acompañan a la acción son bastante buenos, aunque al poner a tu oído a depender solo de eso se terminan por convertir en monótonos.

Tampoco hay demasiadas cosas buenas que contar sobre sus mecánicas. Se trata de un shooter a base de dos gatillos con todo lo que eso conlleva. Mueves a tus simples cazafantasmas con el izquierdo y apuntas su rayo a tus enemigos sobrenaturales con el derecho. Cuando te encuentras con uno de los demonios grandes tienes que mover tu haz de protones como si fuera un látigo para dar buena cuenta de esa pelea, pero nunca es ni siquiera difícil. Hay ocasiones en las que ocurren "otras cosas", como encontrarte con un coleccionable o algún evento QTE en el que tan solo hay que machacar el botón A con insistencia.

Lo peor de todo este desastre es el diseño de niveles. Las diez pantallas de Ghostbusters son largas, pero tienen tan poco criterio que rádidamente se vuelven confusas y te tienen avanzando sin ningún sentido de la orientación, como si un dios te estuviese controlando hacia un destino que no deseas. El estilo visual a lo cómic es aburrido y genérico, aunque también hay que reconocer que hubo un par de ocasiones en las que encontramos algún escenario bonito. No os sorprenderá leer que le falta variedad visual, igual que la sonora, y que hay gran parte de reciclado entre unos escenarios y otros, por lo que al final todo acaba pareciendo lo mismo.

Si tienes amigos a los que quieres hacer pasar un mal trago o que no te caen demasiado bien tiene la oportunidad de invitarles a sufrir contigo en el multijugador. En el fondo tiene sentido porque ayuda a solventar otro de los grandes fallos de Ghostbusters. Uno de sus teóricos puntos fuertes es un sistema de mejoras a partir de los puntos ganados en cada misión. Sin embargo, cuando juegas con la CPU como compañera sus personajes no los gastan así que vas avanzando y mejorando de nivel mientras contemplas al resto permanecer impasiblemente débiles. Al menos con alguien al lado seréis varios los que avancéis. Ah, y podéis cruzar los rayos.

Para el final nos dejamos una lista de todo lo que está bien en este videojuego: la canción de los Cazafantasmas. Fin.

Ghostbusters es un juego muy malo a partir de una licencia de cine, al que le falta sentido y profundidad, que tiene fallos mecánicos y de diseño e incluso alguno técnico. Da igual lo mucho que te hayan gustado las películas, no merece la pena ni es un homenaje a nada, excepto a lo que no debe ser un videojuego.