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Hearts of Iron IV

Análisis de Hearts of Iron IV

Hemos luchado en las playas, en las zonas de aterrizaje, en los campos, en las calles y también en las colinas. Pero, ¿nos hemos rendido?

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Cada uno de los juegos de estrategia de Paradox Development Studio aborda una temática diferente. Crusader Kings II es un simulador alegre y animado en el que controlas a una dinastía, incluyendo a todo el árbol familiar. Europa Universalis IV va de diplomacia y de la conquista del nuevo mundo. Por otro lado está el nuevo Stellaris, que se basa en la búsqueda de vida inteligente y de nuevas civilizaciones. La última adición a la familia de juegos que se construyen con el motor gráfico Clausewitz es Hearts of Iron IV, un simulador de guerra en el que tendrás que hacer malabarismos entre la micro y la gran escala.

Si el recién salido Stellaris se puede considerar el juego más accesible de Paradox hasta la fecha, entonces creemos que HOI4 podría ser el juego en el que resulte más difícil adentrarse de todos, al menos para los principiantes. El estudio ha confeccionado un complejo simulador 'sandbox' en el que tendrás que ir abriéndote paso mediante un complicado entramado de opciones. En comparación con los otros títulos del estudio a los que hemos jugado últimamente y que abarcaban siglos, este está mucho centrado y toda la acción se concentra en la década en la que tuvo lugar la Segunda Guerra Mundial.

Existen dos puntos de partida y cada uno de ellos te ofrece una experiencia distinta. Por un lado, si empiezas tu campaña en 1936 tendrás tiempo para prepararte para la tormenta que se avecina. No hay forma de librarse del inevitable conflicto empieces donde empieces, pero sí que puedes elegir exactamente cómo quieres organizarte con antelación. Además, hay muchísimas opciones, desde decisiones fundamentalmente políticas que definen el gobierno de tu país, hasta elecciones que haces en función de los puestos militares y de la infraestructura de tu industria.

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La primera parte del juego tiene un ritmo moderado y explorarás los menús buscando por un lado, construyendo por el otro y disfrutando mientras te ocupas de tus cosas. También tienes que prestar bastante atención a los temporizadores, pero hay tantos botones diferentes que pulsar y puedes enviar tus tropas en tantas direcciones, que la espera se hace más liviana gracias a que casi todas las opciones son interesantes. Existe un ritmo diferente durante la época de paz, hasta el punto de que parece un juego completamente distinto.

Puedes jugar como cualquier país, pero las opciones de investigación (y hay bastantes) giran en torno a los personajes más importantes de la guerra. Debes decidir cómo quieres esculpir tu nación en tiempos de guerra mediante árboles tecnológicos excluyentes en los que tendrás que ir avanzado y, además, tendrás que investigar distintos focos nacionales cada dos meses. Con el tiempo, irás dando forma a tu país digitalmente y al final tendrás una máquina militar que reflejará tus decisiones pasadas (para bien o para mal).

Hearts of Iron IV

Una de las cosas más impresionantes de HOI4 es la forma en la que facilita la creación de historias, lo que te permite manipular la historia a tu antojo dentro de los confines del escenario. Algunas de tus decisiones pueden tener un impacto enorme. Por ejemplo, cuando convertimos Gran Bretaña en un estado comunista, nos abandonaron nuestros vecinos franceses a lo Frexit y nuestros aliados de la Mancomunidad. Sin embargo, conseguimos mantenernos al margen de la guerra hasta 1941, cuando los japoneses le hicieron ojitos a Hong Kong y le declararon la guerra. Llegados a este punto las cosas empezaron a tener sentido y acabamos con las líneas de combate tradicionales por toda Europa y Oriente Medio, con un segundo frente en China. Un resultado similar al real, pero el camino para llegar hasta él fue bastante diferente. A pesar de que el juego está muy centrado en algunos aspectos, sigue habiendo margen de maniobra durante la guerra y puedes crear historias alternativas.

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El segundo punto de partida es 1939, el momento en el que el mundo se encuentra en el umbral del conflicto. Aquí se enfatiza menos en las opciones de investigación. Tienes que tomar decisiones igualmente y avanzar en los árboles tecnológicos, pero en lugar de ser el foco principal de atención, estos proyectos de investigación pasan a un segundo plano. Además, sigue ahí la posibilidad de crear líneas temporales divergentes y tanto tus logros y derrotas en el campo de batalla, como los de los estados controlados por la IA, harán que cojas un camino completamente diferente al que se recoge en los libros de historia. Con todo, a no ser que tengas un conocimiento profundo de la historia de ese periodo, puede que ni te des cuenta de algunas de las pequeñas desviaciones.

Si seleccionar el tipo de investigación y construir fábricas son los aspectos que conforman las decisiones a gran escala, entonces mover las divisiones por todo el mapa sería lo que tendríamos que gestionar a pequeña escala. Hay un sistema de combate en el que se le da al ejército un plan de combate con un objetivo, una dirección de ataque y líneas defensivas a las que retroceder si las cosas no funcionan según lo planeado.

También están las estadísticas (y puedes jugar un poco con la composición de tus divisiones durante la fase de planificación), pero no siempre está claro por qué la batalla se inclina hacia un lado o hacia el otro, o por qué algunas tardan tanto en acabar. La IA también se marca un farol de cuando en cuando, pero como todos.

Además de mover tus divisiones por los diferentes escenarios de la guerra, también puedes hacer que tus unidades navales patrullen los mares, proteger convoyes o buscar y destruir navíos enemigos. Los portaaviones adentran a los aviones de combate y a los bombarderos en los océanos. Junto a estos, cuentas también con aeródromos en tierra que puedes llenar con varios tipos de aviones y asignarles misiones acordes a sus puntos fuertes. Si diriges alguna de las súper potencias, hay muchísimas cosas que vas a tener que asimilar, tantas que puede ser un poco abrumador hasta que te habitúes.

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De hecho, Hearts of Iron IV no le pone las cosas fáciles a los principiantes, ya que el tutorial no es muy claro y no te explica claramente cuáles son tus opciones. Hay muchos sistemas entrelazados que dependen los unos de los otros y es fácil abandonar una zona si no sabes lo que estás haciendo, lo que al final puede afectar a otras partes de tu esfuerzo bélico. También hay valores asignados a varias acciones, pero el juego no explica muy bien lo que realmente significan la mitad de ellos, y por mucho que vayas comprendiendo y asimilando las cosas poco a poco con el tiempo -como la niebla de guerra que se levanta en un RTS- la falta de orientación en algunos de los sistemas más complejos supone un evidente punto flaco.

Ya que hemos empezado con las críticas, hay un par de cosas que queremos contaros y que habrían hecho que la experiencia fuese más completa. Por un lado, puedes descifrar las retransmisiones del enemigo y cosas de ese estilo, pero no hay espionaje, algo que desde luego habría hecho la parte del juego que va de 1936-39 mucho más interesante. Del mismo modo, después de 1939 no hay forma de apoyar a los países conquistados, como por ejemplo enviando ayuda a los partidarios de la Resistencia Francesa.

Con todo, la mayor omisión la encabeza la falta de una verdadera diplomacia. Puedes pedirle a tus aliados acceso militar, pero no existe la opción de coordinar ataques y con eso sí que se pierde. Tú te encargas de lo tuyo, tus aliados de lo suyo y, con suerte, vuestros esfuerzos se unirán para dar lugar a la victoria. Sin embargo, no podéis trabajar juntos para darle a vuestro enemigo donde más le duele. Obviamente esto tampoco está presente en el multijugador en línea del juego, en el que conspirar y diseñar estrategias es parte de la diversión, pero a nosotros nos gustaría ver una mayor y mejor cooperación entre los estados en el modo para un único jugador.

Si obviamos lo que no ha incluido el juego, está claro que Hearts of Iron IV es un simulador de guerra extenso y detallado. Para aquellos generales de sillón que busquen dominar cada faceta de la máquina de guerra, este juego tiene lo suficiente como para mantenerte ocupado durante meses y meses. Pasan muchísimas cosas y, sobre todo al principio del juego, hay bastantes momentos de espera hasta que se agota el tiempo de los cronómetros. Sin embargo, dispones de un amplio abanico de interesantes decisiones que tomar, incluso durante los momentos de menor actividad, que mantienen el aburrimiento (o al menos la mayor parte) a raya.

El ritmo de la campaña puede pasar de la calma al frenesí, pero cuenta también con un gran variedad de opciones y algunos sistemas entrelazados bastante complicados. No es perfecto ni mucho menos, pero para los estrategas bélicos que no tengan miedo a la densidad de este simulador, desde luego es una guerra que vale la pena librar.

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Hearts of Iron IV
08 Gamereactor España
8 / 10
+
Un montón de decisiones interesantes y con consecuencias considerables. Sistemas muy bien interconectados. Gran rejugabilidad.
-
Algunas mecánicas no están para nada bien explicadas. Faltan algunas funciones o quedan demasiado simplonas, como el espionaje y la diplomacia.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Mike Holmes

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